martes, 22 de julio de 2008

ETICA Y RESPONSABILIDAD SOCIAL EN LAS ORGANIZACIONES

Lic. María Eugenia Guzmán [1]
Lic. Ana Moya [2]

RESUMEN
En este artículo se proponen algunas ideas para fomentar una reflexión acerca de la ética y la responsabilidad social de las organizaciones en la actualidad, partiendo de la relación entre la ética, la actividad empresarial y la comunidad, y se sustenta en propuestas de autores como Víctor Guédez y Adela Cortina, entre otros. Queda fuera de toda duda que la humanidad necesita una ética universal más próxima, con contenidos menos ambiciosos pero que regule tanto la vida cotidiana de los ciudadanos, a modo de una moral cívica, como las actividades específicas que desarrollan las empresas y organizaciones representadas en los empresarios, dueños, los profesionales y trabajadores que hacen vida en ellas.
La necesidad de ética cívica, corresponsabilidad social, porque todos somos ética y moralmente responsables de lo que ocurre en la sociedad, la conciencia de que el ser humano sólo puede realizarse en los otros seres humanos, de aquí nace el sentimiento de solidaridad, de desprendimiento personal.
La conciencia ética y la responsabilidad social ya no sólo son un asunto estratégico que deben plantearse las empresas, sino que también han adquirido una condición crítica que se impone por el peso de las circunstancias que vive la sociedad actual.
Ahora resulta que han aparecido factores que son los que pautan los impactos más importantes del posicionamiento de las empresas para conquistar las preferencias de los clientes y la aceptación de la sociedad.
Las empresas pueden asumir acciones de responsabilidad social por sumisión a normas legales externas, por compromiso suscrito y acordado con otros interlocutores, por interés de obtener las preferencias propias de una imagen que persuada a los clientes o, finalmente, por la decisión voluntaria y comprometida en favorecer las condiciones sociales de la comunidad y las realidades sociales, sin que esto represente una tangible tasa de retorno en alguna ganancia.
Las autoras pretenden con este trabajo resaltar la vinculación que existe entre la ética y la responsabilidad social empresarial, y la importancia de su ejercicio en este momento histórico tan particular que vive la sociedad. Este artículo es el producto de una investigación descriptivo-documental, que partió de las premisas expresadas en las teorías analizadas.

Palabras Claves: Ética, responsabilidad social, organización, sociedad.
ABSTRACT
In this article they propose some ideas to foment a reflection it brings over of the ethics and the social responsibility of the organizations at present, departing from the relation between the ethics, the managerial activity and the community, and is sustained in authors' offers as Víctor Guédez and Adela Cortina, between others. It can only out of any doubt that the humanity needs a more next universal ethics, with less ambitious contents but that regulates so much the daily life of the citizens, like a civic morality, as the specific activities that there develop the companies and organizations represented in the businessmen, owners, the professionals and workers who do life in them.
The need of civic ethics, responsibility social, because we all are ethical and morally responsible for what happens in the society, the conscience of which the being I humanize only can be realized in other human beings, of here there is born the feeling of solidarity, of personal detachment. The ethical conscience and the social responsibility already not only are a strategic matter that the companies must appear, but also they have acquired a critical condition that is imposed by the weight of the circumstances through that the current society lives.
Now it turns out that they have appeared factors that are those who rule the most important impacts of the positioning of the companies to conquer the preferences of the clients and the acceptance of the society.
The companies can assume actions of social responsibility for submission to legal external procedure, for commitment signed and resolved with other speakers, for interest of obtaining the own preferences of an image that persuades the clients or, finally, for the decision voluntary and compromised in favoring the social conditions of the community and the social realities, without this represents a tangible rate of return in some profit.
The authoresses try with this work to highlight the entail that exists between the ethics and the social managerial responsibility, and the importance of your exercise at this moment historically so particularly through that the society lives. This article is the product of a descriptive - documentary investigation, which departed from the premises expressed in the analyzed theories.

Key words: Ethics, social responsibility, organization, society.

[1] Lic. María Eugenia Guzmán, egresada de la Universidad Nacional Experimental “Simón Rodríguez” en la carrera de Administración mención: Organización y Sistemas, Especialista en Gerencia de los Procesos Educativos. Actualmente cursante de la Maestría en Ciencias Administrativas mención: Gerencia del Talento Humano.
[2] Lic. Ana Moya, egresada del Colegio Universitario Francisco de Miranda como Técnico Superior Universitario en Administración de Personal, posteriormente egresada de la Universidad Simón Rodríguez como Licenciada en Administración Mención Recursos Humanos, y también es cursante de la Maestría en Ciencias Administrativas Mención Gerencia del Talento Humano en esta misma casa de estudios, Núcleo Post Grado Caracas.
INTRODUCCIÓN
Actualmente a principios de este siglo XXI, se está ante una necesaria reinserción de valores en una nueva constelación: imaginación, creatividad, emotividad, ternura, humanidad, alternativas y, sobre todo, responsabilidad en un contexto comunitario. En pocas palabras: importantes tendencias del pensamiento moderno reclaman “un talante ético global” que soporte normas éticas universalmente obligatorias, que fundamente la tolerancia, el aprecio, el respeto, el encuentro sobre unos mínimos morales básicos, es decir, plantearse una ética más próxima, con contenidos menos ambiciosos, pero que regule la vida cotidiana de los ciudadanos en todos los escenarios.
Es importante comenzar aclarando los términos y haciendo una distinción entre moral, ética, responsabilidad y la responsabilidad social relacionada con la ética. Se entiende que moral y ética, desde el punto de vista etimológico, significan lo mismo, porque ética viene del griego ethos y moral del término latino mores y los dos vienen a querer decir “costumbres” o “carácter”, y en este sentido tanto la moral como la ética se ocuparían del carácter o los hábitos de las personas, de las organizaciones y de los pueblos. Señala Guedez (2006) que la ética se inscribe en tres nociones fundamentales: la autoestima, solidaridad y participación. El autor expone en su obra que sin la conjugación proporcional y equidibrada de estos tres componentes, resulta muy difícil llevar a cabo un auténtico ejercicio de la ética. En esta misma línea Morín (2000) citado por Jiménez (2005) que la ética no se agrega a las prácticas de la vida profesional, sino que forma parte de ella. No importa cuanto se practica sino el compromiso que involucra en el contrato moral. Lo importante es llevar la ética al campo donde nos desempeñamos. El objeto formal de la ética es el carácter que se adquiere y se va desarrollando a lo largo de la vida a través de hábitos, costumbres, virtudes, vicios, modo de ser, lo importante es lo que una persona ha llegado a ser desde su misma naturaleza. En este sentido Cortina (1994) e Ibarra (1996) citado por Jiménez (2005), coinciden en definir la ética como una rama de la filosofía que se ocupa de la moral y sus manifestaciones, así como de sus relaciones con otras conductas del ser humano. La ética es una ciencia que persigue la conducta moral del hombre, el perfeccionamiento personal es el compromiso que se adquiere con uno mismo de ser siempre mejor persona. Es pensar en la condición humana donde existe la influencia de sentimientos y emociones, que impulsa a debatirse entre el deber ser, el ser y el poder ser, para descubrir sus fuerzas y lograr acuerdos que le permitan reflexionar sobre los principios conductuales para perfeccionarse.
A fin de explicar los fundamentos de una investigación etimológica sobre la ética, Aranguren (1997), citado por Jiménez (2005), expresa que la palabra ética proviene del vocablo ETHOS que inicialmente significó morada o lugar que habita, posteriormente se introduce una nueva noción que amplia el sentido de morada, refiriéndose a morada del hombre en el ser. Sin embargo, la acepción más usual de este vocablo ethos desde la tradición filosófica Aristotélica significa modo de ser o forma de vida y costumbres que se van adquiriendo que pueden convertirse en hábitos o en vicios. Visto de esta manera el ethos se proyecta cada día en nuestra práctica, con cada decisión y cada acto, es así como surge el comportamiento ético.
En este sentido, la ética representa un papel fundamental, tal como lo resume Escobar (1999), citado por Jiménez (2005), que concibe la ética como una parte de la filosofía que reflexiona sobre la moralidad, la conciencia moral y la acción ligada al hombre, por lo que otorga a la ética un carácter eminentemente social. La ética surge en detrimento de la vivencia de pautas morales aceptadas únicamente por el individuo que se apoya en la ilusión de que se vale todo en este momento histórico caracterizado por lo plural, multicultural y por una exagerada crisis de valores.
Según los planteamientos de Aristóteles, se infiere que el fin de la ética no es el conocimiento, sino la acción, la práctica; es decir, que el hombre feliz será aquel que vive bien y obra bien. Asimismo, la moral Kantiana es entendida como la libertad misma, el derecho del hombre a legislarse a sí mismo y cumplir un deber sin presión de ninguna naturaleza por su propia voluntad.
En este sentido, la ética trata de forjar el carácter, la predisposición a actuar bien, a las virtudes o a actuar mal, a los vicios. En esta misma línea, el escritor y filósofo español Fernando Savater indica además que lo que es propiamente ético es el esfuerzo del ser humano por seleccionar, jerarquizar y armonizar los valores en función de lo que se desea hacer con la vida. Más que valores éticos, señala el escritor, lo que existen son decisiones y acciones éticas. Lo ético es seleccionar, jerarquizar y armonizar los valores para dilucidar los dilemas que se plantean a lo largo de la vida. La ética no es de los valores sino del ser humano. La moral de un pueblo, organización o persona se basa en la jerarquización de los valores a los cuales optamos y éstos han de ser valores superiores como la libertad, la igualdad, la solidaridad y aquellos que se sirvan del diálogo. Para que haya una acción moral, es necesario que junto a la acción voluntaria (libertad de voluntad) haya una elección (libertad de elección o libre albedrío). La libertad es la facultad de disponer de sí mismo; de obrar (o no obrar) por sí mismo acciones deliberadas. Estas alcanzan su perfección cuando se realizan en virtud del bien supremo. Por lo tanto, la libertad no es una acción física sino una cuestión moral (es intrínseca a la acción moral) y en el ámbito de la moral no solamente hay libertad, sino que, no puede no haberla. En otras palabras Guedez (2006) expresa que “realmente no existe posibilidad de ejercer la ética sin la libertad que permite la reflexión y sin la responsabilidad que favorece la ejecución de lo que se decide”. (p.87)
La ética sería la filosofía moral, es decir, aquella parte de la filosofía que se ocupa de la moral, de la misma manera que hay una filosofía de la ciencia, o hay una filosofía del derecho, o una filosofía de la religión.
Otro de los términos asociados en este trabajo es el de responsabilidad. Según Guedez (2006), este concepto “implica significados esenciales para comprender los alcances de los compromisos sociales de la empresa; podríamos incluso decir que proporciona el asidero epistemológico del cual se agarra la idea más actualizada de las organizaciones. En su sentido más elemental, se entiende por responsabilidad la capacidad de responder por lo que se hace o se deja de hacer, así como por las correspondientes consecuencias que proceden de lo que se hizo o no se hizo. Responsabilidad equivale a responder, y responder es siempre responder a los demás o respondernos a nosotros mismos frente a los demás; es poder responder por todo, a todos, todo el tiempo y en todo lugar”.
Asimismo, la responsabilidad significa la ejecución reflexiva de los actos, ponderando las consecuencias del bien y el mal en cuanto a alcanzar cuotas mayores de humanización, crecimiento individual y social.
La responsabilidad social, para Victor Guédez, es simplemente el ejercicio ético y sustentable de la competitividad, en otras palabras, la traducción social de la ética se concreta en sus acciones de responsabilidad social. La ética se ejerce forma individual, pero se construye socialmente, en tanto que ella se pone de manifiesto cuando aparece el otro y los otros. La esencia de la ética es intensamente social. Se puede citar, en este contexto, la opinión de Fernando Savater quien expresa que no hay ética más que frente a los otros: se trata de un empeño rabiosamente social. Es así como el comportamiento ético de la empresa se circunscribe en todo aquello que se hace más allá de las imposiciones formales y legales que son el marco de su funcionamiento; es todo lo que la empresa hace a favor de ofrecer buenos productos y servicios, de generar empleos, pagar los impuestos, cumplir las leyes y asumir un comportamiento cívico. El resultado de estas apreciaciones es que la responsabilidad social representa una especie de puente entre la ética y la competitividad de la empresa.
La exigencia ética se hace más compleja y enfocada al conjugarse con la idea de sustentabilidad. En realidad, la responsabilidad social empresarial se inspira y orienta hacia las perspectivas sustentables. Los empeños éticos y sustentables representan las alas de la competitividad, pues sin ellos desaparecen las condiciones que aseguran la supervivencia de las empresas. Para que las empresas puedan ejercer la responsabilidad social debe primero asegurar su permanencia y tal posibilidad procede de su capacidad competitiva.
La ética social, desarrollada como concepto apenas a finales del siglo pasado, surge como consecuencia de la desesperada y feroz lucha del hombre con su peor enemigo: el mismo. La gran capacidad que el ser humano manifiesta para destruir su entorno, aunada a la incapacidad de las autoridades (políticas, esclesiásticas, sociales) para detener o aminorar este proceso de autodestrucción, ha exhibido, más ahora que nunca, la urgente necesidad de un comportamiento ético social en la que el hombre busque el bienestar global, basándose en preceptos tan básicos como ancestrales: justicia, libertad, verdad y equidad. (Aranda, 2007).
Ética y la Responsabilidad Social en las Organizaciones.
Hoy en día las organizaciones se encuentran insertas en las comunidades en las cuales desarrollan sus actividades y tienen impacto sobre ellas. El empleo que estas empresas ofrecen a la comunidad generan enriquecimiento y este producto, convenientemente aplicado, genera crecimiento. Por otro lado, las empresas se sirven de los recursos que la comunidad pone a su disposición, tal es el recurso humano adecuadamente formado, recursos naturales y servicios públicos, todos se combinan para el éxito de la empresa. Las empresas deben retribuir de alguna manera las condiciones y posibilidades que la sociedad les ha aportado. Bien se entiende que la empresa nace en la sociedad y, en consecuencia, es de origen social; además, crece y se desarrolla a partir de las condiciones que la sociedad le aporta y por tanto es de naturaleza social; asegura su perspectiva en el marco del futuro de la sociedad y por lo tanto, es de finalidad social. En este marco de ideas, se sabe que la empresa debe retribuir lo que ha recibido a la sociedad. A esa exigencia de retribución se agrega la idea de compartir aquello que, por exceso o por innecesario, se deriva de su actividad productiva. En este orden de ideas, también se incorpora la necesidad de contribuir, sin esperar nada a cambio, con las condiciones de su entorno y de la comunidad que le reporta su área de vecindad. Todo esto asume un alcance más orgánico dentro de la exigencia de corresponsabilidad en la cual se suman las obligaciones del resto de las organizaciones que comparten el mismo tiempo y el mismo espacio. El sentido de corresponsabilidad no es otro que el del ejercicio de una responsabilidad compartida que, como tal, se armoniza e integra con las acciones sociales del conjunto. La base de un éxito empresarial se traduce en respeto a la comunidad, porque esa comunidad está integrada por sus clientes, sus empleados y sus proveedores. Todas esas personas deben estar contempladas en la gestión de la empresa, donde se pone el acento en la conducción a través del ejemplo. Además de eso, si una empresa contempla actividades de participación y diálogo, respeto por el individuo y valoración a la diversidad, esta empresa se gana la simpatía de la comunidad del entorno. Es importante también que se tenga una política que enlace los intereses de la empresa con los intereses de la gente y de la sociedad. Aunado a esto, si una empresa actúa con integridad y responsabilidad, con transparencia y respeto, está sentando las bases de la confianza y todo el mundo sabe que sin confianza no funcionan los negocios.
Las organizaciones sociales no pueden basar su viabilidad solamente en el reconocimiento social y habrán de reconocer, de una vez, la inevitable posición moral, esto quiere decir que no pueden estar más allá del bien ni el mal, ni desenvolverse en el terreno de la desmoralización o de la amoralidad por razones de distinta índole. Las cuentas de la empresa deberán expresarse en algo más que ganancias. No serán completas si no reflejan su productividad social. Gustavo Roosen explica en el prólogo de la obra Ética y la práctica de la responsabilidad social empresarial de Víctor Guédez, que “para ser responsable socialmente, una empresa debe producir, ser rentable, generar riqueza y empleos; solamente así tiene sentido que emprenda algún ejercicio de desarrollo social” (p.9).
Las organizaciones son corporaciones inteligentes, que controlan su medio, razonan sus decisiones, eligen sus respuestas, se enriquecen e identifican con sus acuerdos, en resumen, tienen conciencia de su actividad y, paralelamente, los comportamientos sociales corporativos conectan con un entramado definitivamente regulador y autorregulador caracterizado por estas claves:
a) La responsabilidad es una referencia obligada.
b) La conciencia corporativa es un buen reflejo de la capacidad de ponderación de fines y medios.
c) La identidad moral ha de ser el resultado de una identidad organizativa y social.
d) La movilización de las organizaciones da sentido a iniciativas, a la creatividad, a la racionalidad, a la participación, a la capacidad comunicativa, al sentido de pertenencia y cooperación, entre otros elementos que contribuyen a redimensionar la nueva estructura social corporativa y situarla en otro nivel de categorías. (Chozas 2007).
Los conceptos de responsabilidad social y ética van estrechamente ligados entre sí, ya que la ética es el saber que nos orienta la conducta reflexivamente y cuyo fin es la toma de decisiones prudentes y justas; y la responsabilidad social es una forma de gestión que tiene, que debe guiarse por la toma de decisiones prudentes y justas.
Según la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su art. Nº 2 expresa que ”Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social, y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”.
La ética cívica y la responsabilidad social vienen siendo valores que el Estado propone en el proyecto ético venezolano para conseguir una sociedad pluralista que asuma como propios un conjunto de valores y principios que puedan poner en marcha la “fuerza humanizadora” que va a convertir a los hombres en ciudadanos justos, solidarios y felices.
En relación a la responsabilidad social, el estado venezolano en las Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013, expresa entre los objetivos de superación de la ética del capital, la “responsabilidad social de la empresa privada”, para fomentar una nueva moral colectiva.
Precisamente la ética, respecto de las organizaciones, busca proporcionarles un fin social, según Adela Cortina se compone de dos tipos de bienes: internos y externos. Los bienes internos son la actividad de la organización propiamente dicha (es decir, la satisfacción de necesidades básicas) y los bienes externos son los comunes a todas las organizaciones como lo son el prestigio, el dinero y el poder.
Según Cortina, una organización ética busca equilibrar, de manera adecuada, ambos tipos de bienes. Por eso se dice que una organización puede actuar en varios niveles: si se da más importancia a los bienes externos que a los internos, entonces se dice que esa organización actúa de manera irresponsable; por ejemplo, busca vender sus productos sin ofrecer la calidad ni las garantías necesarias para su aprovechamientno, en otras palabras, busca hacer sólo dinero.
Por otro lado, las empresas a veces solamente actúan con obligación social, es decir, cumpliendo sólo con las normas impuestas por el Estado, siendo que las normas a veces no son suficientes para realizar acciones responsables.
Las empresas pueden tomar varios tipos de decisiones que coinciden con estos niveles y destaca que la mejor decisión que puede tomar una empresa es la proactiva. Es aquí cuando encontramos el enlace con la ética, ya que las organizaciones preactivas se anticipan a las demandas con la sociedad, ven más allá y actúan ofreciendo calidad y confianza, invirtiendo recursos en sus bienes internos. Las utilidades son un resultado necesario debido a que la sociedad legitima este tipo de organizaciones, confía en ellas y consume sus productos. La ética familiar es un atributo clave de la identidad de la empresa, esto implica que las políticas corporativas deben ser coherentes con los valores humanos.
No se puede garantizar que una empresa ética sea más rentable, pero sí es seguro que una empresa ética está más preparada para responder a los retos futuros y para perdurar en el tiempo con éxito, puesto que el concepto moderno de empresa ha de incluir necesariamente cuestiones éticas. Según Adela Cortina, “uno de los factores más importantes de innovación permanente en las empresas modernas es la propia ética”. La gestión ética de las empresas modernas se ha convertido en algo fundamental en nuestra sociedad para hacer que el proyecto empresarial perdure en el largo plazo. Los ciudadanos, los clientes y la sociedad en general están demandando a las empresas que se comporten de forma transparente, que se comprometan con el desarrollo de sus entornos, que sean honestas, coherentes y responsables. Todo esto son demandas éticas de la sociedad a sus empresas, y éstas tendrán que asumirlas si quieren seguir manteniéndose en el mercado.
El sector económico, que proporciona la riqueza, debe actuar en forma ética, puesto que las empresas éticas, en el contexto de la globalización, son las que pueden resistir a la volatilidad e incertidumbre de los mercados. Cabe señalar que un código de ética propiamente dicho, no necesariamente debe estar escrito y a la vista de todos, basta con que esté incorporado en las actuaciones, conductas y comportamientos de las personas, porque es preferible que no se tenga un listado de comportamientos o un código de ética propiamente dicho, a que se tenga y no se respete.
Ética y Responsabilidad Social en Organizaciones Educativas.
El comportamiento ético en una organización educativa no puede circunscribirse exclusivamente al ámbito de la oratoria en auditorios, aulas, laboratorios o talleres relacionados con el tema, lo ideal es que se debe mantener una convivencia donde permanezcan los sentimientos de solidaridad, amistad, compañerismo, igualdad y todos aquellos comportamientos que favorezcan el compromiso y que propicien el diálogo.
Las instituciones educativas son el ambiente más propicio y adecuado, después del seno familiar, donde se deben promover el respeto entre los compañeros, el respeto a la diversidad, la importante práctica de la tolerancia y el desarrollo de espacios para el diálogo para la resolución de los conflictos, que como ya se sabe son producto de las interacciones humanas cotidianas. Además el recinto de las organizaciones educativas debe ser el lugar donde alumnos y profesores deben dar muestras de comportamientos éticos y morales, ya que en estos tiempos, a los jóvenes, se les hace difícil encontrar buenos ejemplos de comportamiento y conductas éticas, si consideramos la presión de los medios de comunicación, la corrupción mostrada por los gobernantes de turno, “ídolos” creados de la noche a la mañana en artistas jóvenes promocionando antivalores a través de actuaciones y canciones de moda.
Según palabras de Fernando Savater “educar es en sí misa una labor ética”, por lo que las instituciones educativas desempeñan un papel determinante en la formación de individuos capaces de integrarse y contribuir al desarrollo social y tecnológico del país, por lo que es importante que la educación sea vista como un elemento dentro de todo un sistema de políticas de estado encaminadas a mejorar la calidad de vida de todos y cada uno de sus miembros.
En relación a la responsabilidad social, es tarea de la educación superior la formación de individuos críticos, con un nivel de desarrollo humanístico que le permitan comprometerse con sus semejantes, contribuir al logro de sus objetivos, tratar de mejorar la situación de los débiles o marginados y entender, que la formación de un mundo más digno y más humano, es responsabilidad que debemos compartir todos los seres humanos.
Asimismo, a raíz de la promulgación de la Ley de Servicio Comunitario de Educación Superior y las políticas de masificación, la construcción de ciudadanía y la corresponsabilidad de las organizaciones educativas, está presente en todos los ámbitos, aportando soluciones, transformando, educando, integrando, aportando ideas, haciendo críticas, en fin, asumiendo la responsabilidad que le compete en la construcción de la patria.
Para finalizar, es bueno recordar que todo esto no puede ser tarea únicamente de la educación superior, el estado también debe modelar ese comportamiento, las organizaciones públicas y privadas también deben asumir un compromiso serio con un nuevo proyecto de sociedad y las familias deben conformar modelos en pequeña escala de la sociedad que todos queremos.
CONSIDERACIONES FINALES
Las acciones de una empresa deben orientarse a responder socialmente con las comunidades de su entorno, ya por razones de ética o por razones de permanencia en el tiempo y en el recuerdo de sus clientes.
Una empresa de hoy en día causa más impacto en su comunidad si en los planes estratégicos de su directiva está la responsabilidad social como lineamiento permanente, más allá de los donativos que realice para hacer una descarga en su pago al impuesto sobre la renta o cuando la comunidad solicite alguna dádiva especial. Una empresa socialmente responsable es a su vez una empresa que actúa bajo el concepto de la ética social, puesto que busca no solamente ganar la fidelización de los consumidores y ventas superiores a sus competidores, sino también el bienestar, el aprecio, el reconocimiento de la comunidad de la cual se ha servido puesto que esta misma empresa utiliza sus espacios naturales y obtiene de la comunidad el activo más importante en este momento que es el capital humano.
En relación a las organizaciones de educación superior, en los últimos tiempos se han ido incorporando a cumplir con las comunidades responsablemente a través de la formación de estudiantes críticos, sensibilizados ante la problemática social y participativos, a través de su actuación en trabajos comunitarios donde conocen, mucho más directamente, de la problemática actual de las comunidades más necesitadas.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999).
Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013. República Bolivariana de Venezuela.
Cortina, Adela. (1994). La Ética de las Profesiones. Editorial Verbo Divino. Pamplona-España.
Chozas M., Agustín. Desde la ética normativa a la ética de las profesiones. Una aproximación a la moral profesional de los docentes. Documento en línea.
Guédez Víctor. (2006). Ética y práctica de la responsabilidad social empresarial. Editorial Planeta. Caracas-Venezuela.